Un nuevo marco legal para un cuarto de la población

Adultos Mayores IV

Por Dr. Daniel Cassola

Dos factores demográficos confluyen para cambiar el panorama poblacional de muchas de las sociedades del mundo, entre la que se encuentra la argentina. En primer lugar, en amplios segmentos ha decrecido la tasa de natalidad.

Hoy, el trabajo y el estudio, o ambas actividades combinadas retrasan o postergan definitivamente la formación de nuevas familias. O sea, hay una tendencia en un sector amplio de la población a no tener hijos o a tener menos hijos.

En segundo lugar, los avances médicos y científicos han estirado la esperanza de vida. Días pasados comentábamos que las personas que llegan a los cien años ya no son noticia. Esto es, porque son cada vez más. Para sorprender habrá que llegar a los 110 o a los 120, y en un futuro no tan lejano es probable que esto se consiga.

En consecuencia, la estructura de la población ha cambiado. Se proyecta para los próximos años una sociedad en la que entre el 20 o el 25 por ciento de sus integrantes sean adultos mayores. En otras palabras, uno de cada cuatro argentinos va a ser o ya es un adulto mayor.

Todo cambio genera nuevos problemas y por lo tanto nuevos desafíos. Al desaparecer la familia numerosa que actuaba como red de contención de los adultos mayores, hoy este sector de la población surge con nuevas necesidades.

El hueco que deja la contención familiar tampoco lo cubre la seguridad social. Ni las obras sociales ni los organismos previsionales del Estado están pensados para suplir ese vacío y contener a una franja tan numerosa de la población.

Además, vivimos expuestos a diferentes tipos de crisis. Tanto el deterioro de la situación económica como de lo social impactan especialmente en la tercera edad. Quienes se jubilan o pensionan, y no han podido ahorra en el transcurso de su vida laboral, están obligados a vivir con ingresos muy bajos. Esta imposibilidad determina que no se pueda cumplir con actividades sociales y de esparcimiento, tan necesarias para mantenerse activo y no entrar en los terrenos de la depresión.

Además, puede dificultar el acceso a los medicamentos e incluso al de una dieta apropiada y variada, con los nutrientes que toda persona necesita. Recordemos que hoy las frutas, las verduras y las carnes son más onerosas que los alimentos industrializados y las harinas.

Por último, la descomposición del tejido social y la retirada de la familia como lugar de contención, provocan un fenómeno preocupante y lamentable. Nos referimos al maltrato contra los adultos mayores. Son cada vez más las denuncias que emergen a la luz de distintos tipos de maltratos. Hay golpes, abusos sexuales, maltrato verbal e incluso maltrato financiero.

Ante todos estos problemas, es que resulta necesario un nuevo marco legal que coordine a los sectores público y privado para poder atender las necesidades y garantizar los derechos del 25 por ciento de la población.

En pocas palabras, se trata de que todos, cuando lleguemos a la adultez, podamos vivir dignamente.

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