“Yo fui el primer bebé que recibió un trasplante de corazón en Argentina”

A una década de una intervención inédita en el Garrahan Franco nació con una cardiopatía. Lo operaron con sólo 8 meses. Hoy es un ejemplo del valor de donar órganos.

“Yo fui el primer bebé que recibió un trasplante de corazón en la Argentina ”, dice Franco Dalmolín, quien ya es todo un nene que se ha convertido en un divulgador de la importancia de la donación de órganos. Su trasplante fue exactamente el 10 de setiembre de 2004 en el Hospital de Pediatría Juan Garrahan en Capital, después de que algunos médicos le habían avisado a los padres que el final de la vida de Franco –que tenía 8 meses en ese momento– estaba cerca.

Los padres lo habían soñado 11 años antes de que naciera. “Queríamos tener un hijo con mi marido y no quedaba embarazada. El tiempo pasaba y nada. Fue una gran angustia porque todo el mundo te pregunta y ves que todos tienen hijos, y te preguntás por qué no llega. Encima, nos decían que por la ansiedad no conseguíamos el embarazo”, cuenta a Clarín la mamá, Libia Gallo, que es ama de casa y vive con el nene y su papá, Jorge, en Chajarí, Entre Ríos. Finalmente el embarazo se produjo y Franco nació en 2003. Ya lo esperaban desde hacía años con una casa con una habitación para él. Fue una gran alegría. Pero duró poco.

Tras el nacimiento, la madre empezó a notar que el bebé no podía respirar bien. Lo llevó 3 veces al mismo pediatra, que insistía con que Franco no sufría nada. Buscó a otro médico y le detectaron un soplo. Lo derivaron al Hospital Garrahan y allí le diagnosticaron una cardiopatía congénita. Era grave, pero se mantenía estable. Más adelante los médicos le practicaron una cirugía en una clínica privada. Sin embargo, la salud no mejoró.

“En un mismo día, sufrió 3 infartos”, recordó la madre. El nene pasó a estar con respirador y medicamentos, y los médicos indicaron un trasplante de corazón, que hasta ese momento nunca se había practicado en un menor de un año. “Me dijeron que necesitaba el trasplante, pero también me aclararon que encontrar un órgano con el tamaño y la compatibilidad de Franco era como encontrar una aguja en un pajar.

No me desanimé: recé y le pedí mucho a Dios ”.

Franco entró en la lista de espera del Incucai, y el 10 de setiembre de hace 10 años apareció el órgano. El trasplante fue exitoso. El órgano funcionó en el nuevo cuerpo. Por los medios, los padres se enteraron de que el órgano donado era de un bebé que había muerto en Corrientes. “Siempre le vamos mostrando fotos a Franco de cuando era bebé y del nene que le donó el corazón. El sabe y se da cuenta que hay otro nene viviendo con él”. Ahora, Franco va a la escuela y se cuida. Toma los medicamentos (8 por día) que permiten que su sistema inmune no combata al corazón recibido y se cuida un montón. “Nunca salgo sin barbijo”, aclara a Clarín y le recomienda a otros nenes que vayan al médico cuando se sientan mal. “A los grandes les digo que pueden donar sus órganos y que van a salvar a mucha gente ”. Lo dice aunque tuvo que enfrentar 15 internaciones después del trasplante por infecciones y otros problemas.

Franco y sus padres agradecen la ayuda y el sostén que tuvieron de mucha gente. Tras el trasplante, se tuvieron que mudar a Buenos Aires por un año. “La obra social OSPIM, cuyo titular es Antonio Basso, se portó muy bien siempre”, aclara la madre. Una vez por mes, el nene va a control médico en el Hospital Garrahan y se cuida los dientes en la Facultad de Odontología de la UBA. Cuando vuelve disfruta de su casa, con la tableta electrónica y los juegos de memoria. En la escuela, tiene una maestra auxiliar Susana que lo acompaña siempre, y le avisa cuando algún compañero tiene tos para que Franco no se contagie. “Son 10 años de lucha intensa. Pero por un hijo uno hace todo. Quiero que la gente vea a Franco para que tenga en cuenta que donando les da la posibilidad de dar vida a otras personas ”.

Fuente: Clarín

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