No falta vocación, sino salario y seguridad

6981_14_080907

Zulma Ortiz, ministra de Salud de la provincia de Buenos Aires.

Por Dr. Daniel Cassola

Desde hace meses, quizás años, que decenas de los hospitales bonaerenses parecen hospitales de campaña. Hay pacientes en camillas en los pasillos, salas inhabilitadas por goteras o porque el techo se viene abajo, ascensores que nunca andan, y además, un número de profesionales insuficiente para la demanda de atención. A este panorama hay que agregarle las agresiones y los problemas de seguridad o inseguridad que periódicamente sufren los hospitales y sus trabajadores.

Según un relevamiento del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires hay servicios cerrados porque no hay profesionales dispuestos a cubrirlos. Las principales carencias se dan en las áreas de terapia intensiva, pediatría, neonatología y obstetricia. Los cupos vacantes son alrededor de 300 y algunos de los servicios emblemáticos que se encuentran cerrados son el de maternidad y neonatología de Avellaneda, el de pediatría del Perón de la misma ciudad, el de anatomía patológica del Alende de Mar del Plata y la terapia intensiva del Meléndez de Adrogué.

Es una situación realmente grave. Sin servicio de terapia intensiva no se puede considerar a un hospital como tal. Se trata de un policonsultorio, una guardia pero no un centro integral de salud. Si ante cualquier cuadro grave hay que derivar el hospital pierde funcionalidad, no se pueden utilizar sus quirófanos para cirugías complejas y se degrada el conjunto de prestaciones que se dan.

Las razones son varias pero se sintetizan en los bajos salarios y las precarias condiciones de trabajo. A los problemas edilicios y la falta de seguridad, se le suman los magros sueldos. Un profesional con más de diez años de experiencia hoy cobra en el sistema bonaerense unos 18 mil pesos, cuando a nivel nacional se paga entre 30 y 35 mil pesos. Un residente, a su vez, percibe 12 mil pesos, y las jornadas laborales pueden superar ampliamente las 12 horas diarias.

Además, según un estudio realizado por Universidad Abierta Interamericana (UAI), la mitad de los médicos de los hospitales del Conurbano bonaerense sufre del síndrome de “burn out”, debido al estrés laboral al que están sometidos.

El trabajo de reconstrucción del sistema sanitario es arduo pero debe comenzar a emprenderse. Según datos que maneja el Ministerio de Salud de la provincia de los 80 hospitales provinciales hay 57 en “situación muy crítica” y 4 que están “destruidos y deberían construirse de nuevo”. En este panorama la vocación de los médicos no es lo que falta sino lo único que sostiene a un sistema sanitario acostumbrado a vivir en crisis.

.

También te puede interesar...