No descienden las cifras de muertos por accidentes de tránsito: ¿Es un problema político o cultural?

Por Dr. Daniel Cassola

En los grupos de población más joven una de las principales causas de defunción o incapacidad está dada por los accidentes de tránsito. Por ello la Organización Mundial de la Salud estableció como una de sus metas para la década que estamos atravesando disminuir el número de accidentes fatales. Al haber sido el pasado sábado el Día de la Seguridad Vial vale la ocasión para repasar en qué situación estamos.

Entre 1990 y 2014 varios países han logrado disminuir notablemente la cantidad de muertos en accidentes de tránsito. Por ejemplo, en Estados Unidos (alrededor de 400 millones de habitantes) se murieron, en 1990, 44.599 personas en sus calles, avenidas y rutas. En 2014 el índice bajó a 32.675. Se trata de muchísima gente pero hay una baja del 27 por ciento. Importante, sobre todo, en un país que ha hecho del viajar en auto un estilo de vida.

Hay otras naciones mucho más exitosas en la materia. En el mismo período Holanda y Suecia lograron disminuir las víctimas mortales de los caminos en un 59 y 63 por ciento respectivamente. Asombroso resulta el caso de España, un país que tiene aproximadamente la misma cantidad de habitantes de Argentina (unos 45 millones). Allí el indicador de muertos en accidentes de tránsito disminuyó en un 81 por ciento entre 1994 y 2014, pasando de 8 mil a poco más de mil casos por año.

¿En qué situación se encuentra Argentina? Con algún pequeño vaivén, el número de muertos en el asfalto se mantiene estable a través de los años. Fueron 7.075 en 1994 y 7.613 en 2014, según un informe publicado por la ONG Luchemos por la Vida. No solo que el porcentaje de mejora es cero sino que incluso se registra una pequeña suba y un pico de 8.200 casos en 2008.

Los países que lograron mejoras lo hicieron aplicando políticas concretas, ninguna de ellas sumamente compleja. En primer lugar dispusieron un sistema de aplicación de sanciones concretas para lograr el uso de cascos (bicicletas y motos), cinturones de seguridad y dispositivos de retención infantil (“sillitas”). También se fomentaron el respeto al límite de velocidad, el no consumo del alcohol, evitar el uso del celular al volante y respetar la prioridad del peatón.

Por otra parte, se endurecieron las penas (con prisión efectiva) para quienes cometan delitos graves contra la seguridad vial y se dispuso un sistema de educación que llegó tanto a las escuelas primarias como secundarias.

La primera conclusión es que si hay voluntad política para llevar adelante un plan sistemático se puede mejorar la seguridad vial y disminuir las cifras de muertos. Luego queda la cuestión cultural, a la que a veces se le da más importancia de la que tiene. Con la aplicación de sanciones de manera sistemática y transparente se logran los cambios. Principalmente el ejemplo de España es el que debe tomar la Argentina para evitar tantas muertes absurdas.

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