Meningitis, una enfermedad fulminante contra la que la vacuna es la mejor prevención

Por Dr. Daniel Cassola

Estamos en la Semana Mundial de la Meningitis, una patología que no presenta muchos casos (poco más de 500 por año en Argentina), pero que, como veremos, tiene una altísima tasa de mortalidad. Los más expuestos al contagio son los niños y los jóvenes y la mejor herramienta que tenemos para prevenirla es la vacuna, por eso es importantísimo tener presente cuál es el calendario de vacunación obligatoria.

La meningitis meningocócica es una infección bacteriana grave de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal que puede causar importantes daños cerebrales y es mortal en el 50% de los casos no tratados. La propagación de la enfermedad se ve facilitada por el contacto estrecho y prolongado a través de besos, estornudos, tos, dormitorios colectivos, vajillas y cubiertos compartidos con una persona infectada.

El periodo de incubación medio es de 4 días, pero puede oscilar entre 2 y 10 días. Incluso cuando se diagnostica tempranamente y se recibe tratamiento adecuado, un 5 a 10% de los pacientes fallece, generalmente en las primeras 24 a 48 horas tras la aparición de los síntomas. Las consecuencias de la enfermedad pueden ser fatales o pueden dejar secuelas neurológicas irreversibles como pérdida de la audición, discapacidad neurológica, amputaciones, entre otras. Los niños menores de 1 año constituyen el grupo más vulnerable, mientras que los adolescentes pueden ser portadores del germen.

La mayoría de los casos de meningitis por meningococo ocurre en personas sanas, sin ningún tipo de advertencia. Los síntomas más usuales son vómitos, sensibilidad a la luz, fiebre alta, cefalea, rigidez en la nuca y un estado de confusión. También, una forma menos frecuente de la enfermedad es la llamada “septicemia meningocócica”, caracterizada por una erupción cutánea hemorrágica y colapso circulatorio rápido.

La vacuna contra el meningococo se sumó al Calendario Nacional de Vacunación para bebés con un esquema de 3 dosis (la primera a los tres meses de vida, la segunda se administra a los 5 meses de edad y la última, como refuerzo a los 15 meses).

También incluye niños y niñas que cumplan 11 años, con una dosis única. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de esta enfermedad y la utilidad de la vacunación como medida de prevención primaria. Los adolescentes se encuentran en foco de atención debido a sus hábitos sociales de reunirse en grupos, que favorecen la transmisión de la bacteria tanto en clubes como en colegios.

El hecho de favorecer el acceso a la vacuna constituye una forma de igualdad en la salud. Una vacuna segura y efectiva que aplica perfectamente a los serotipos circulantes en nuestra población, es la medida de control más adecuada de prevención. La vacuna apunta no sólo a la protección directa de quien recibe la vacuna, sino también a la protección indirecta por el llamado “efecto rebaño” que genera una disminución en la trasmisión de la bacteria.

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