Los chequeos de la próstata son fundamentales para evitar un cáncer que puede ser asintomático

Por Dr. Daniel Cassola

El 40 por ciento de los hombres mayores de 50 años padecerá alguna enfermedad prostática. Quienes superen los 80 años tienen entre un 80 y 90 por ciento de posibilidades de sufrir alguna alteración en esta glándula que forma parte del aparato reproductor masculino.

La próstata está ubicada en la base de la pelvis y está atravesada por la uretra. Su forma es similar a una castaña. Las alteraciones en la próstata suelen bloquear la uretra y dificultar la función urinaria.

Básicamente las enfermedades que afectan a la próstata son tres. La más frecuente en hombres jóvenes son las inflamaciones, o prostatitis, por infecciones bacteriales intestinales o de origen venéreo. Los síntomas son dolor y dificultad al orinar.

El segundo gran grupo está dado por el crecimiento de tumores benignos o hipertrofia prostática benigna. Es frecuente a menudo que avanza la edad. Provoca una mayor necesidad de orinar, ya que la vejiga pierde su capacidad de vaciarse por completo. Puede derivar en cuadros de incontinencia urinaria.

Por último debemos hablar de los casos de cáncer. Se trata de la tercera causa de muerte por cáncer en adultos mayores, y estadísticamente es comparable a lo que significa el cáncer de mama para las mujeres.

Siete de cada diez cánceres de próstata no son diagnosticados a tiempo debido a que no presenta síntomas. Por ello, los especialistas advierten de la necesidad de hacerse estudios a partir de los 40 años, aunque este cáncer surge, habitualmente, después de cumplir los 50 años de edad.

Estos estudios incluyen una exploración digital rectal que confirma la forma, el tamaño y la consistencia de la próstata, permitiendo al especialista determinar si el paciente tiene algún indicio de malformación.

También puede hacerse a través del estudio de sangre del antígeno prostático. Tras el primer estudio, el especialista podrá conocer si será de utilidad para hacer un seguimiento al paciente cada seis o doce meses.

Cuando el facultativo sospecha la presencia del cáncer, se realiza una biopsia prostática para determinar el tipo de tumor y esclarecer si el paciente puede someterse a una cirugía radical o radio terapia total para combatir su enfermedad. En el caso de no ser apto para el tratamiento, se realiza una terapia hormonal de una duración media de 18 a 24 meses.

Los especialistas recomiendan a la población masculina hacerse revisiones de manera temprana para ayudar a su diagnóstico precoz y comenzar el tratamiento adecuado.

Las distintas asociaciones que en el mundo estudian la próstata coinciden en que lo mejor, en cualquiera de los casos, es un diagnóstico temprano. En este sentido, una consulta de prevención al año con el urólogo es suficiente.

Los hombres más que preocuparse por la próstata lo que deben hacer es ocuparse. Hay altas posibilidades que en algún momento de nuestra vida la próstata enferme, pero siempre es mejor tomar a la enfermedad en el inicio y no llegar a un momento crítico o agudo.

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