El conventillo y las instituciones

Por Dr. Daniel Cassola

¿Existe el fin de la decadencia o siempre se puede caer más bajo? Arrancamos con esta pregunta porque venimos de días en los que ciertos dirigentes han practicado de manera temeraria una verborragia que no le sirve a nadie y degrada a todos, tanto personas como instituciones.

Para saber de lo que estamos hablando hace falta repetir algunas frases de mal gusto. El titular del gremio de gastronómicos, Luis Barrionuevo, insultó tanto al Gobierno Nacional como al ex presidente Néstor Kirchner.

En vísperas del 24 de marzo, dijo que “el gobierno fue el que más robó con los derechos humanos”. Y sobre Kirchner sostuvo que: “se robó seis o siete mil millones de dólares, se cagó muriendo a los 60 años y fue un avaro”.

No es la primera vez de Barrionuevo. Son recordadas sus frases sobre que “hay que dejar de robar durante 10 años”. También es memorable su falta de respeto por la democracia, cuando en el año 2003 mandó a quemar las urnas en Catamarca porque un juez no había autorizado su postulación. A su vez, su pareja, la diputada Graciela Camaño es recordada por haberle pegado una piña en plena Cámara de Diputados al oficialista Carlos Kunkel.

Ahora bien, las reacciones ante semejantes improperios no fueron de mayor nivel que los mismos insultos. El senador Aníbal Fernández no ahorró adjetivos para Barrionuevo. Públicamente lo tildó de “estúpido”, “gil” y “sinvergüenza”, entre otros.

Quizás peor haya sido lo del ex intendente de José C. Paz, Mario Ishii, quien dijo que “habría que revisar a qué hora habló Barrionuevo porque por ahí estaba en pedo”. Por último Ishii, dio en la tecla aunque ya era demasiado tarde. Dijo que todo lo que Barrionuevo tenga para decir lo haga frente a la Justicia.

En un sistema democrático que se precie de tal, en el que las instituciones funcionen como corresponde no puede haber lugar para este tipo de escenas, más propias de un conventillo de principios del siglo XX que de una conversación entre un senador nacional, un representante sindical y un ex intendente.

Si Barrionuevo tiene alguna denuncia para hacer debe concurrir a la Justicia y probar sus dichos. Y si Fernández e Ishii consideran impropio lo dicho por Barrionuevo también deben concurrir a la Justicia y denunciarlo.

Ya no estamos en época de guapos, estos no existen más. Lo que presenciamos, en cambio, es un espectáculo grotesco que lastima tanto a la democracia como a sus instituciones.

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