Automedicación, mal uso de anteojos y demora en la consulta, los errores más frecuentes en el cuidado de los ojos

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Por Dr. Daniel Cassola

La conjuntivitis probablemente sea la enfermedad más común de las que afectan los ojos. Se trata de la inflamación de la conjuntiva, es decir, la membrana que cubre la parte interior de los párpados y la parte blanca del ojo. Puede ser causada por un virus, una infección bacteriana, alergias o irritantes del medio ambiente.

A pesar de que el sentido común debería indicarnos que los ojos son órganos sumamente sensibles, hay quienes comparten la medicación, como si se tratara de un jarabe para la tos con gusto a frutilla. La conjuntivitis suele ser una enfermedad subestimada por muchos que desconocen las complicaciones que puede acarrear, de no recurrir a un especialista.

La conjuntivitis automedicada, algo que no debería ocurrir, favorece los contagios y puede agravar los cuadros. Una de las consecuencias más graves a las que se puede llegar es una queratitis, por la que no sólo se afecta a la conjuntiva sino también a la córnea; otra de las complicaciones es la formación de membranas en la conjuntiva que impiden o retrasan la curación y el acceso de medicación a la conjuntiva y que pueden dejar cicatrices conjuntivales y ojo seco como efecto secundario, según explica Pablo Wainberg, médico oftalmólogo del Servicio de Oftalmología de Swiss Medical Center.

Otra costumbre a erradicar es la de la compra de anteojos en la vía pública, como si fueran remeras para usar en un día de verano. En general, quienes compran gafas al voleo desconocen cuál es la graduación que necesitan, prueban varios lentes y si alguno les queda bien, lo compran. Además, tampoco conocen la patología de base que les está causando dificultades para ver.

A partir de los 40 años el cristalino del ojo comienza a volverse más rígido, y actividades como leer o ver a corta distancia se dificultan, ya que la lente no puede cambiar de forma tan fácilmente como antes. A esta condición se la denomina presbicia, y el paciente debería recurrir al oftalmólogo en cuanto comienzan los síntomas para evaluar la situación y definir la conducta adecuada a seguir en cada caso. En la consulta, el especialista puede detectar si se trata sólo de presbicia o si hay alguna patología asociada como: presión ocular, miopía, hipermetropía o astigmatismo.

En cuanto a los chequeos es importante recordar que los chicos a diferencia de los adultos no manifiestan claramente qué les sucede porque, en la mayoría de los casos, lo desconocen o creen que su visión es normal. De allí la importancia de que visite al oftalmólogo durante los primeros meses de vida y a los 5 años, y luego, visitas intermedias según el criterio del profesional.

Y para los adultos, es importante que ante cualquier síntoma se consulte. Sino alrededor de los 40 años hay que programar una visita al oftalmólogo. Por ahora, los ojos no tienen respuesto.

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